No te preocupes, le dije.
Paseando por la playa, vimos las olas borrando nuestras huellas. En el silencio que se creó entre nosotros cabía el universo entero, con sus cielos y sus dioses, con sus amores y últimos alientos.
No te preocupes, le dije. Nosotros no seremos esas huellas que las olas ha borrado, nosotros seremos esa roca que la ola bate inmisericorde. Y en la sonrisa que se dibujó en su cara, cabía toda nuestra vida pasada y presente. Su enfermedad, y las noches de reyes.
Hoy he vuelto a pasear por la playa, y al ver las olas borrar mis huellas, he llorado. Pero al levantar la cabeza, y ver la roca impasible entre las olas, he recordado su sonrisa, toda nuestra vida pasada, y las noches de reyes.
No te preocupes, le dije.