jueves, 3 de mayo de 2007

Leyendas Urbanas III

Foto by Kamon: LUMIX DMC-LX1 (sin retoques) (si pulsas sobre ella aumenta de tamaño. Merece la pena)
El sol de junio sin ser muy castigador ya tenía dado el tono a las chicharras, que con su rutinario canto imitaban la fritura metafórica del día que se avecinaba. El sargento Canales, con tres años en el equipo de investigación científica de la Policía Nacional, hacía fotos minuciosamente al Hiunday verde manzana nuevo que se había encontrado abandonado en un claro próximo a la marjal de Pego-Oliva. Su jefe directo, el Inspector jefe de la Policía Científica Pepe Cuellar, miraba a un pequeño grupo de "patos de cuello verde" que se embuchaban sin reparos un escurridizo banco de samarucs. El inspector masticaba mecánicamente unos tramussos, y su mandíbula afilada parecía que jugaba con un hueso de aceituna antes de retirar de su boca la cáscara y depositarla cuidadosamente en una bolsita de plástico. Canales fotografiaba el vehículo como si quisiera hacer un álbum de sellos con las fotografías, en busca de algún detalle que aportara respuestas al por qué, de aquel coche abandonado y la desaparición de su ocupante. Desaparecido tres días y tres kilómetros a la redonda revisados palmo a palmo sin rastro de nada, solamente las huellas del conductor como recuerdo en el volante. Nadie sabía nada, nada sabían sus padres, nada sabía su hermana, nada sabían sus compañeros de trabajo, nada sabían sus amigos y nada sabía el inspector Cuellar que junto a su mejor hombre llevaba dos días buscando donde ya nadie encuentra. El único objeto que acompañaba a las huellas, era un libro de bolsillo tan desgastado que su presencia en el coche nuevo desentonaba tanto como un algodón de azúcar en un entierro. El libro se titulaba "La Metamorfosis", y en la primera página con letra infantil estaba escrito el nombre de pila del desaparecido. Canales, en su aburrimiento, decidió fotografiar a un escarabajo que merodeaba por unos residuos casi microscópicos. Después de hacer la foto recogió los restos orgánicos y los introdujo cuidadosamente en una bolsita de plástico, mientras que el escarabajo movía las antenas y giraba sobre sí sin alejarse del coche del cual parecía no quererse despegar. Cuando el inspector acabó la bolsa de tramussos se pasó los dedos por la comisura de los labios, chasqueó la lengua, y tras respirar hondo levemente, dio por finalizada la inspección, la búsqueda y el día. "Nos vamos Canales" le dijo sin mirar al sargento, y cuando subió al coche, volvió a sentir el viejo escalofrío del que no entiende nada, del que se da por vencido ante la dificultad de entender a los otros, del que se retira esperando que las respuestas lleguen por otros caminos, quizás volando, volando como ese escarabajo naranja que se había pasado la mañana merodeando por el coche abandonado, y que al inspector Pepe Cuellar le daba la impresión de que en su rítmico volar parecía querer llamar su atención, como si quisiera decirles algo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Cuñao, bicho raro....el coche es Hyundai. En la mejor tradición de Kafka, has hecho metamorfosis de tus fotos de insectos. Como un Aoxotl de Cortázar, estoy atrapado en la mirada, el hechizo de aquel escarabajo....

Anónimo dijo...

Por cierto, que el claro de la marjal Pego-oliva es parte de un aterramiento que ha constituido delito ecológico y por el cual ha entrado en el trullo el ex alcalde de Pego.Estos dias se ha detectado en el servicio de literatura móvil de Picassent una petición de lectura de "La metamorfosis" a nombre de un tal...

RUBEN dijo...

Hola Kamon, soy Rubén, alumno tuyo de laoratorio, jejeje he encontrado tu blog y nada queria decirte que esa foto me gusta mucho y tuve la oportunidad de decirtelo cuando la pusiste en el proyector del estudio, me encanta.
Salu2